Las Alergias










Hola a tod@s

Hoy me gustaría hablaros sobre las alergias. Todos las hemos sufrido alguna vez en nuestra vida, en mayor o menor grado, con más o menos intensidad. Normalmente, identificamos las alergias por algunas sustancias que las producen ; y es así, pero tenemos que matizar. Por supuesto que reconocemos que en el mundo exterior hay “cuerpos externos”, por así decirlo, que al introducirse en nuestro organismo causan alergias, Si, es así, en mi opinión la ciencia médica (desde el Alergista o Alergólogo) se encargará de identificarlos, estudiarlos y prescribir adecuadamente en la medida con que nos defenderemos de estos cuerpos (externos) extraños.
Para los psicólogos, los fenómenos que desencadenan este tipo de afecciones provocan trastornos en las personas que nos interesan estudiar o investigar de manera mental, esto es, cuando esos cuerpos externos entran dentro de nuestro organismo y produce un conjunto de fenómenos nerviosos, respiratorios  y eruptivos que podrían provocar una enfermedad como por ejemplo las fiebres del heno, (muy conocidas desde la época Medieval). Otro ejemplo que podríamos citar de alergias son las manifestaciones eruptivas en la piel por el contacto con la lana.
Por tanto es un tema sanitario a tener en cuenta desde la perspectiva médica como también desde la psicológica. Porque estas sustancias no se consideran tan peligrosas como las sustancias que nos puedan prevenir en los manuales de psiquiatría como el alcohol, las anfetaminas, el cannabis, la cocaína, los inhalantes (como el pegamento o barniz), sedantes, hipnóticos o ansiolíticos, etc. Éstas son sustancias ilícitas que al incorporarse a nuestro organismo provocan problemas físicos como psicológicos, y además con un impacto muy fuerte en nuestra estructura social como es en el ámbito educacional o laboral. Las alergias a las sustancias alergénicas son consideradas de tipo inocuo y generan unas reacciones internas psico-fisiológicas de tipo inmunitario aunque estas reacciones son consideradas clínicamente normales.
Nombraremos más reacciones a estos alérgenos que nos permitirán poco a poco acercarnos a los aspectos psicológicos de este fenómeno como por ejemplo la conjuntivitis, la rinitis, la dermatitis, la urticaria, alergia a los alimentos, alergia a los medicamentos, alergia a las picaduras de insectos,  o el asma.
Desde nuestra ontogenia, y mucho más desde nuestra filogenia hay unos antecedentes genéticos que interaccionan, según cada uno con su cuerpo y de manera personal, propio de cada individuo, para defenderse de ciertos factores ambientales. Hay una predisposición genética. Sin embargo, se ha podido comprobar clínicamente (en la consulta del médico o del psicólogo) que no en todos los casos se activa por el contacto con el antígeno, y muchas veces, aún teniendo esta disposición genética, nuestro organismo impide que se produzca la alergia determinada.
El aspecto psicológico al que me quiero referir está dentro de las enfermedades psicosomáticas donde se han demostrado las correlaciones psicosomáticas o somatopsíquicas, por ejemplo, en los casos de asma. Y esto se debe a que existen modificaciones somáticas que son debidas a una conducta psicológica (C. Koupernik). Modificaciones somáticas debidas a manifestaciones histéricas (desde el cuadro clínico de la histeria) y modificaciones somáticas por enfermedades psicosomáticas como ulcera gastroduodenal o las enfermedades alérgicas propiamente dichas (J. de Ajuriaguerra).
Lo que estamos diciendo es que estas enfermedades pueden producirse por una emoción, o por trastornos afectivos que están detrás del órgano afectado como cuando ocurre una alteración de la función respiratoria o asmática.     
El asma de describe como un síndrome que se activa con motivo de ciertas agresiones alérgicas en la que el papel del médico es proporcionar  un tratamiento inmunológico (si acaso con ayuda de autoantígenos microbianos) pero sin desvalorizar el papel de los factores psíquicos, que son la capacidad que tienen los adultos y los niños, para simbolizar o fantasear las representaciones figuradas o imaginarias de estos alérgenos, y esto por el hecho de tener mente.
En psicoterapia, existen tratamientos de desensibilización específica o general (para muchos alérgenos) que intentan disminuir la crisis tanto en presencia o no del alérgeno. Los asmáticos tratados con éxito en psicoterapia no desarrollaron la crisis asmática aun conservando su sensibilidad constitucional.

En los niños, se ha estudiado estos factores psicológicos por:

  • La característica de la personalidad del niño
  • Los trastornos psíquicos de los padres (actitud hiperprotectora hacia el niño, o padre dominado por su mujer, o padres con un elevado nivel de aspiración desde el punto de vista intelectual,  o padres excesivamente autoritarios etc.)

Tenemos que considerar, tanto en adultos como niños, el estrés psicosocial que muchas veces provoca estados alérgicos o alergénicos por la fuerza o el ímpetu de este estrés o presión negativa social como por ejemplo en las conductas manipulativas, el maltrato y daño psíquico verbal, las violaciones sexuales, etc.
Algo que preocupa actualmente en nuestra población infantil son: el acoso escolar, el bullying, los conflictos conyugales (el divorcio); y cómo no, enumerar otros aspectos más intrapsíquicos, y menos psicosociales como son:
  • La ansiedad
  • La falta de confianza
  • Dependencia de los padres
  • Elevado grado de sensibilidad en las relaciones humanas
  • Niños de tipo ansiosos y dependientes

Para concluir, y recordando mis apuntes de la facultad, se decía que en la biología contemporánea predomina la idea de que "la función nace a  partir del órgano", refiriéndome a aquellos pacientes que sufren de somatizaciones viscerales u órganos-viscerales. Autores como Darwin, Geoffroy Saint-Hilaire creyeron en esta premisa y hasta el día de hoy esta idea no ha sido desmentida.
En mi opinión, así como de otros muchos psicosomatólogos (Pierre Marty, Christophe Dejours, etc.) hemos de prestar atención a lo funcional (nuestras motivaciones psicológicas) porque se puede observar que la función (lo psicológico, lo mental) puede relevar a nuestros órganos internos de su función principal fisiológica (ojos, corazón, hígado, piel, etc.).
Otro ejemplo que podría poner para nuestra tesis psicológica es el caso de un enfermo diabético. Un médico controla la diabetes del enfermo con inyecciones de insulina, y así alivia el cuerpo del paciente (¡y eso es ya un gran paso!). A pesar de que la insulina no cura la enfermedad del diabético: esto es, no sufrir la diabetes, alivia los síntomas. Los diabéticos siguen sufriendo mentalmente, esta observación os la podrían verificar en cualquier hospital con cualquier especialista de turno. Y por supuesto, manejar la farmacopea no significa ni significará  nunca entrar en el terreno de la psicopatología, o por lo menos de los procesos psicológicos involucrados en esta enfermedad que hoy hemos tratado, la alergia.

Diciéndolo de otra manera, y ya para terminar, creemos que el hombre es una unidad entre su cuerpo y su psiquismo. Desde la filosofía tradicional o clásica se desarrolló los conceptos de monismo y dualismo. El primero reduce toda nuestra existencia y ser a la pura materia o a la pura espiritualidad. El segundo término filosófico, el dualismo, diferencia y separa lo material (lo corporal) de lo espiritual (lo mental). Pero podemos añadir una tercer aspecto de tipo sintético que enmarca en una unidad, a la vez constitutiva y dinámica, cuerpo y mente.
En mi opinión, el monismo es una perspectiva frecuentemente reduccionista e unilateral,  tratando de manera  sectorial los problemas que aquejan al ser humano. Empero, comprendemos que su desarrollo ha ido a la par del pensamiento científico experimental de nuestros tiempos, esto es: la ciencia experimental aplicada. Proponemos retomar el diálogo interdisciplinar desde las ciencias no experimentales hacia una idea unitaria de la persona; ya que hemos dicho que no sólo sufre su órgano, si no también la persona. Tendríamos que integrar nuestras propiedades físicas, nuestra constitución biológica de nuestros órganos sensoriales y la actividad cognositiva de nuestras facultades racionales o de pensamiento dentro de lo que conceptuamos como ser humano.

En el siguiente gráfico ilustro este último párrafo sobre lo integral y lo íntegro...

Tenemos una especie de dirección o de tendencia hacia la unidad, de nuestro ser, de nuestro espíritu.


David Norberto Gascón Razé. 
Psicólogo en Madrid  
Tel: 636 55 45 62 
Email: dnd.gascon@cop.es
Página Web: http://www.psicologaenmadridarganzuela.com



Comentarios

Entradas populares de este blog

La Interconsulta o derivación sanitaria.

Trastorno de Asperger

Gestión emocional ante la pandemia por coronavirus